jueves, 4 de febrero de 2016

Contra el suicidio, con las cosas...




Lo mortal de esta ‘Vida’ es defenderla, traicionarla al hablar, que tú la sepas.


¡Qué palabrejos…, sobre los que cae tan gran conocimiento!
.

“Algo tiene que haber”, desconocido: no hace falta morirse, para sentirlo.

Para sentirlo...,
me hace falta tan sólo,
no ser el mismo.
.


Yo no me mato, que la muerte la llevo siempre arrastrando: mucho la cargo.


Y no les miento,
tiene gran gentileza
irse muriendo.
 .



Qué lacra que esto del hablar sea sólo para defender la vida, a tal punto que se defienda también el derecho de su muerte.

Hasta con el suicidio, triunfa el alma, lo que todavía no sabemos es a qué precio (de algo que quede por ahí de vida desconocida).

La palabras en cuanto son las que son: la muerte, muerte; y la vida, vida sin entremezclarse ni bailar como esta en copla, de Isabel Escudero: Se abre el capullo / tan de sorpresa; / ya la rosa a morir / despierta, algo que sin el juego necesario y vital para la gracia de la vida, es muerte.

Era en lo perdido de no saber qué era la vida, qué era mi deseo, donde podíamos encontrar algo verdadero, en la pura negación.

Contra la muerte, deshacerse en las cosas.

Que uno se haga idea de la muerte, y de la vida es ya matador, y no necesitamos de genocidios para que nos lo demuestren. Los genocidios y la ideas andan de la mano. No nos hace falta de estas exageradas expresiones de la vida para que nos expliquen ellas que era la muerte. No nos hace falta.

Se hacen una idea de la muerte. Se creen que saben lo que hacen. Se cree uno que maneja su muerte a voluntad. Y así se cumple la empresa por planeamiento y realización, como las demás empresas.

Es una aberración creer que la muerte es manejable. Este engaño es especialmente conmovedor en estos casos. Para manejar la muerte es preciso saber qué es.

Aquí se trata de la muerte verdadera, la de uno mismo. Este engaño revela todo el engaño general respecto a la creencia en voluntad propia, decisión, saber y ciencia.

Igual que puede creer uno que puede igual se le puede vender su propia muerte, como solución o lo que sea, pero como acto voluntario.

Que se meta en los corazones esta idea está en relación con la aparición de las muertes contadas en números, las muertes contadas en los Medios (v. La de los autos por ejemplo).

Cuando se nos acostumbra a considerar y hacerse ideas de las muertes así, y como cada uno es un elemento de ese conjunto, entonces la muerte de cada uno se contagia de esas muertes contadas y así se puede llegar a eso de creer (no sentir) que se sabe lo que es la muerte, la mía.

Ilusiones. Ilusiones indispensables para el buen manejo de las Almas por Capital y Estado. El suicidio es una cuestión política, no moral. La muerte de uno, es una muerte pública, una cuestión política.

La realización imposible del deseo. La manifestación extrema de la voluntad con su eliminación a costa del "cuerpo", pobrecillo!. Ahí se ve que estaban en guerra!

...

COMPARACIÓN CON EL CASO DEL SUICIDIO EN GENERAL.- LA QUEMA DE LA PERSONA COMO REVELACIÓN DE LA MODALIDAD INCENDIARIA DE DIOS Y DEL ESTADO.


Se trata en último término, desde luego, del mismo movimiento contradictorio con que tan lúcidamente se describe el suicidio en los versos de Lucrecio como un movimiento de huída hacia aquello de lo que huyo
 
 “Y aun a menudo a tal punto, por miedo a la muerte, a la vida 
odio le cogen tal y a ver la luz los humanos 
que ellos mismos se dan con amargo pecho la muerte, 
ya olvidados que fuente a sus cuitas era ese miedo”, 


sólo que además aquí era el miedo a la Muerte comunal y pública lo que se manifestaba como imposibilidad de la vida individual; y mi propia incapacidad de soportar el crimen del Estado Me declara solidario con el Estado y responsable de su crimen: juez, acusador, verdugo y reo todo en uno; víctima y sacerdote y divinidad también. Pero, en todo caso, es esta modalidad de ser caótica y llameante que hoy el Mundo parece tomar para sustentarse la que se revela en el caos del Alma más consciente y en la quema del propio cuerpo. Y aun puede decirse que todo suicidio tiene algo del de Eróstrato, y que el muchacho que se abrasa en la plaza pública puede abrasar su cuerpo (que para eso es suyo, el pobre), pero no su Nombre o Ser o Alma, que por el contrario sale del incendio entero y renovado como el ave fénix, y el quemarse es sencillamente uno de los modos de que un joven dispone para consolidar su personalidad y, como se dice, realizarse; pero, al quemarse, quema el Templo, y con ello no se nos revela sino la verdad del caos y el incendio universal, que no son más que recursos extremos de confirmación de Dios y del Estado.


Del Comunicado Urgente Contra el Despilfarro,
este anónimo libro, sacamos esta nota.


martes, 26 de enero de 2016

Polidrama. DIOSAS COSAS. Editorial: Lucina.




[EN ESCENA LAS TRES DIOSAS, JUTÁNDOSE EN CORRILLO, SEPARÁNDOSE UNA DE OTRAS, PERO NO MÁS QUE A DISTANCIA DE BRAZO, SIN SOLTARSE DEL TODO NUNCA, COLÁNDOSE UNA ENTRE LAS OTRAS DOS, Y OTROS PASOS DE DANZA, A LA VEZ Y COMPÁS DE LO QUE VAN DICIENDO]

DIOSA  MEDEA
DIOSA 2ª PANDORA
DOSA BRISEIDE


D1ª Es esto de ser una
                               D2ª  Lo que ya no puedo
D3ª  Sufrir.
           D1ª ¿Qué dices, loca?
                                       D2ª ¿Cómo que no puedes?
D3ª !Cómo si a ella sola
                                  D1ª  le pasara eso!
                                                         D2ª  Puedes,
D3ª  como yo y como la otra.
                                      D1ª Bueno; pues sí puedo,
D2ª lo que pasa es que
                              D3ª  no quiero ya por más tiempo.
D1ª ¿Qué dirá el tiempo,
                                 D2ª que ni sabe
                                                     D3ª  lo que dice?
D1ª Que no quiero más contar
                                          D2ª  lo que, si no se cuenta,
D3ª no es nada.
                   D1ª ¡Qué tormento!
                                            D2ª  ¡Vaya trance!
                                                                   D3ª ¿Cómo
se sale de este enredo?
                                  D1ª¿Quién o qué?
                                                        D2ª Pensemos

D3ª las tres, hermanas.
                              D1ª ¿Juntas y a la vez?
                                                          D2ª  Hagamos
Como si fuésemos una;
                               D3ª lo que somos ¡coño!
D1ª Dejad ese problema;
                                  D2ª concentrar las ansias
D3ª en un solo punto.
                           D1ª ¿Cuál?
                                       D2ª En cómo nos volvemos
 D3ª atrás.
          D1ª ¿Atrás de nuestra edad?
                                                     D2ª ¿Arrepentirme
D3ª de lo que hemos hecho?
                                       D1ª ¿de lo que nos haya hecho
D2ª  que seamos la que soy?
                                        D3ª Mejor, borrarlo todo.


D1ª¿Que lo que pasó
                           D2ª  no haya pasado?
                                                          D3ª Si se puede...
D1ª ¿Acaso estáis seguras
                               D2ª de lo que fué,
                                                      D3ª que fuera
D1ª como fué?
           
                  D2ª  Hay pruebas:
                                           D3ª hay registros;
                                                                  D1ª escrituras
D2ª y fotografías
                     D3ª y películas.
                                         D1ª Pero ésos
D2ª también son hechos,
                                      D3ª y se borran;
                                                         D1ª y, si se borran,
D2ª ¿se habrá borrado
                                   D3ª lo que hicimos?
                                                                 D1ª O, por lo menos,
D2ª al chocar lo que hizo una
                                          D3ª contra lo que otra,
D1ª el amor que fuera un tiempo mío
                                                       D2ª con el mío
D3ª y con el mío,
                         D1ª pues que eso ya no deje
al amor ser uno,
                    D2ª ¿ni se una ya ninguna
de las tres?
           D3ª ¿ni una las tres juntas?
                                                                  D1ª Puede, puede.
D2ª Pero es que eso...
                               D3ª las tres solas...
                                                       D1ª y yo sola...
D2ª  no puedo,
                  D3ª  no podemos.
                                        D1ª ¡Eh! ¿Quién dijo “solas”?




Fecha 1a edición: 2008
Autor: Agustín García
Calvo Idioma: Español 
Editorial: Lucina.



En el tiempo de la representación, las tres diosas o actrices tratan de enredarse una con otras, mientras a ratos disputan con el Director del Teatro y a ratos el Coro de Cosas las anima y acompaña: dentro de eso, se representan rápidamente, alternándose los tres actos de cada drama, los tres dramas de Medea con Yasón y los niños, de Briseide con Patroclés y la guerra, y de Pandora con Epimeteo, los primeros hombre y mujer.