martes, 20 de febrero de 2018

Información y cáncer: “ENFERMEDAD Y POLÍTICA”



Illustration for Charlotte Appleton
Información y cáncer:
    “ENFERMEDAD Y POLÍTICA”.


         Pasemos hoy del cuerpo social al cuerpo personal. No será tan grande el salto: no nos saldremos con ello del campo de la política. Pues ¿no es el separar la vida privada de la pública el primer truco del Poder, que crea cada uno que tiene una vida privada suya, con la que puede hacer lo que le dé la gana, a fin de que Capital y Estado puedan hacer con el conjunto de las vidas privadas lo que Ellos quieran, o sea que cada uno en su casa, para que Dios en la de todos? Pues entonces, cuando a la gente se le hace creer que la enfermedad de cada uno es cosa privada y suya (ejemplo eximio: porque la enfermedad de uno es lo que le hace ser propiamente uno y le da su personalidad privada: sanos y hermosos, todos somos iguales), se está con ello haciendo política, infundiendo ideas falsas, que es el arma primera del Poder; así que aquí nosotros, cuando entremos a averiguar qué pasa con las enfermedades y a descubrir sus mecanismos, estaremos haciendo también política; la contraria, naturalmente. A mí de pequeño me había comprado mi padre un libro de aquellos que sacaban para ayudarles a los niños a tragar amenamente las amargas píldoras de las Ciencias; y ése tenía el plan, apoyado en muchas hábiles ilustraciones, de explicar los órganos y fisiología del cuerpo humano por medio de una constante comparación con la organización y funcionamiento de una nación constituida; de manera que las fases de la digestión aparecían como un transporte fluvial de bienes pasando por esclusas y compuertas, distribuyéndose por canales y diversas factorías; el sistema nervioso era un sistema de centrales eléctricas y tendidos telefónicos que recorrían el territorio; en fin, las infecciones eran un asalto de ejércitos invasores que querían apoderarse del Estado y alterar su buena Constitución, mientras que allí acudían los leucocitos, soldados leales de la Nación, que aun a costa de sus propias vidas detenían, apresaban y aniquilaban a los microbios enemigos. Voy a seguir un poco por esa vía tradicional de poner en relación de analogía la economía y política del cuerpo de uno con el organismo y fisiología de los estados, generalmente usada en el sentido inverso, como en el caso ejemplar de Menenio Agripa convenciendo a los plebeyos rebeldes para venir a trato con los patricios por el simple medio de contarles la fábula de los miembros, que ("no estando antaño en el consenso de todos que ahora rige, sino teniendo cada cual su acuerdo, cada uno su discurso", según Livio lo refiere) se habían rebelado contra el vientre ocioso y glotón y decidido no proporcionarle y prepararle los alimentos. Plagas terribles Pero aquí, claro, nos guardaremos de saber cuál seguimos de los dos sentidos de la analogía, el que quiere socializar los hechos fisiológicos o el que pretende hacer pasar los estados por hechos naturales, ni cuál de las dos cosas es la que debe explicar la otra, o si mutuamente. O más bien, es que no vamos a usar la cosa como mera comparación, sino con un sentido de práctica eficacia, que sirva para revelar y, por ende, curar (puesto que la revelación de la verdadera cara de los males es ya su cura, dado que la fuerza de los males está en ocultarse bajo caras falsas), revelar y curar -digo- las plagas más terribles de nuestro mundo y nuestro cuerpo. Ya un primer paso daremos por esa vía sólo con preguntarnos a la vez "¿Cuál es la enfermedad que en el mundo actual amenaza más tétrica y aciagamente nuestras vidas?" y a la vez "¿Cuál es la plaga más conspicua y notoria que caracteriza a las urbes (y aun a los desiertos intermedios) de este nuestro mundo progresado?". Pues la respuesta a la primera pregunta apenas podrá ser otra que "Eso que llaman cáncer", y cuya condición más notable, así visto por fuera, es que lleva ya un siglo estando tétricamente de moda y eludiendo los millonarios esfuerzos de la Ciencia para descubrir sus mecanismos; lo cual, aunque parezca mentira, no ha traído hasta ahora consigo la consecuencia de descubrir que hay algo en los supuestos mismos de la Ciencia que no marcha. En cuanto a la segunda pregunta, si la respuesta no se les presenta tan inmediata a los lectores, bastará con que se coloquen, como la ficción científica les enseña desde pequeños, en la situación de un extraterrestre (pero que fuera extra- de verdad, no como esos que se van con una nave espacial a meter por un Agujero Negro, a fin de repetir allí las mismas tonterías que en su pueblo) que echase una mirada por encima a las urbes y desiertos del mundo progresado: nada más notable le chocaría que el que están plagadas de información, esto es, de signos visuales y auditivos, no agotados en un uso inmediato, ni tampoco ornamentales, sino dando a troche moche instrucciones y noticias: letreros de tráfico y comerciales, amén de pintadas personales, vehículos transportando cien marcas y cifras, y hasta peatones con camisa de letrero, completando los datos de la cartulina que llevan contra la piel, pantallas y altavoces emitiendo constantemente mensajes políticos, comerciales y culturales, señoras repitiéndoselos una a otra a las dos puntas de un cable telefónico, hojas impresas volando por doquiera cargadas de información, pitidos de guardias y guiños de semáforos, quilómetros de rayas luminosas para guía de aviones, centros escolares atestados de gráficos, mapas y chismes audiovisuales para guía de los niños; en fin, una cuantía de información que se come literalmente los muros, calles, pieles, aires, ojos. Pues bien, ¿cómo no poner enseguida en relación lo uno con lo otro? Vamos, para el cáncer, a seguir la imaginería más avanzada que para el funcionamiento del organismo la Ciencia nos ofrece. ¿Cuál es ella? Como por casualidad, consiste en aplicarle al cuerpo el mismo artilugio que rige el gobierno y tráfico del mundo: hay unos dispositivos informáticos en los centros cerebrales (más bien del cerebelo o cerebro primitivo, oculto bajo el superior: porque éstos son procesos de información secretos, que mejor que pasen desapercibidos para mí o mis facultades superiores), los cuales están constantemente transmitiendo a todos los órganos y regiones más alejadas del cuerpo humano, por medio mismo del flujo de la sangre, y por el código más sencillo, el binario o de SI/NO, como el de un ordenador cualquiera, mensajes o instrucciones de comportamiento, y a cada célula en especial instrucciones sobre los ritmos y maneras en que debe reproducirse. Centros de información Pues bien, aceptada esa imaginería, tan verdadera para nuestra época como cualquiera otra para la suya, preguntémonos ahora en qué consiste el cáncer. Dentro de lo incierto y resbaladizo de lo que sabe de ese mal la Ciencia, una cosa parece clara y constante para los varios tipos que se comprenden bajo el nombre: a saber, que consiste en una proliferación desordenada de ciertas células del organismo. Buscando entonces la culpa donde se debe, es decir, en los centros de información, deduciremos que el mal viene de que se ha producido alguna alteración o confusión en alguno de los dispositivos informáticos del cerebro o sub-cerebro que estaban encargados de mantener el buen orden de los procesos reproductivos. Ya sólo nos falta renunciar a la convicción de que el cerebro elemental, en donde se sitúan esos mecanismos, esté absolutamente separado, esté inconexo con el cerebro superior, donde se asientan mis facultades superiores y el mecanismo de los procesos voluntarios y conscientes, entre ellos la ingestión y procesamiento de las informaciones que por vía consciente, y aun subliminar, se me transmiten; pues nada parece en principio oponerse a que se supongan conexiones entre los unos centros y los otros, y a que se investiguen con más precisión de lo que, a mi noticia, se ha venido haciendo. Porque, si esas conexiones se establecen, entonces parece que la causa del cáncer está clara: el exceso evidente de información a que la organización de nuestro mundo somete los centros superiores de cada uno de los individuos de sus masas, y sobre todo, la condición de inútil (esto es, no demandada por necesidad ni deseo y que no se emplea ni agota inmediatamente en algo a lo que servir) de la gran mayoría de esa información, es un hecho que debe producir algún trastorno y malfuncionamiento de esos centros; que eso no encuentre un cauce de repulsión ni de protesta, sino que, desapercibidamente, se acumule y asimile, es justamente la condición para que ese trastorno se contamine o repercuta en los centros informáticos inferiores, que así, alterados y confundidos en sus procesos propios, transmitan a las células de algún sitio instrucciones excesivas y malreguladas, que son las que se manifiestan como cáncer. Esto abre una clara vía para el estudio de biólogos y médicos. Ya la propuse el año pasado entre estudiantes de Medicina en Santiago de Compostela; pero, aunque hasta algún ilustre Profesor presente de Fisiología me hizo la gracia de no echar a broma el planteamiento, no parece que hasta ahora se haya hecho mucho caso de este posible modo de ataque de la cuestión y el mal. Por lo cual insisto. Que no es, al fin y al cabo, una investigación tan difícil, aun dentro del estilo de investigaciones de mero tanteo y estadísticas que se vienen haciendo sobre el cáncer: lo mismo que se investigan, por ejemplo, las relaciones con el consumo de tabaco, nada parece impedir que se calcule al menos la relación de la ingestión per cápita de información inútil (ya que el cómputo de BITS de información puede hacerse muy formalmente y hasta es fácil determinar criterios para separar la información redundante o no utilizada) con el cáncer. No sería seguramente más caro que las otras investigaciones millonarias que se hacen con tan escaso y dudoso resultado. Ésa es la vía de revelación de las causas ocultas y la vía, por ende, de salud que les propongo. ¿Que habría que contar con factores de predisposición y herencia, que explicaran que dos individuos sometidos al mismo flujo de información inútil no contraigan el cáncer igualmente? Por supuesto; pero eso pasa con cualesquiera causas de enfermedades que se propongan. ¿Me advierten que, como es sabido, una cuarta parte de los cánceres más o menos se explican ya por intervención de virus? Ta ta tá: ahí tocan ustedes a la noción de 'virus' misma y con ella al replanteamiento de la noción de 'causa': una cuestión tan rica y apasionante que habrá que reservarle, si la salud en tanto no nos desfallece, otra entrada en este Rotativo.
¿Agustín García Calvo?

  Illustration for Charlotte Appleton

miércoles, 7 de febrero de 2018

“Las amargas lágrimas de Petra von Kant”. Por Isabel Escudero Ríos



Las amargas lágrimas de Petra von Kant”
Por Isabel Escudero Ríos 


          Bueno, este film-teatro se puede aprender bastantes cosas. Por ejemplo, a pronunciar crispadamente “Ich liebe Dich”, o a asumir la desesperación del amor sin haber asumido el amor. Por ejemplo, el constatar que la ruptura en el amor heterosexual mantiene sus modelos en la homosexualidad confirmándolos y que el mecanismo de dominancia-sumisión no entiende de sexos, sino que se realiza a nivel de insectos de cabeza pelada, maniquíes transexuales. Por ejemplo, aprender también que una tragedia griega clásica puede ser interpretada por vestales teutonas y que Medea-von Kant puede acabar con su niña color canario, su madre color violeta y su acreditada profesión de sacerdotisa del “peplo” por amor y dolor de la lacerante vulgaridad; es decir, ”normalidad” de Karin-Jasón. Por ejemplo, se puede constatar también que las “máquinas deseantes”, al estilo deleuxiano “son máquinas binarias”, de regla binaria o de regla binaria de régimen asociativo, de acoplamiento, que poseen formas conectivas y además…”. Pero se puede concluir también que en este flujo de “máquinas deseantes” tal “acoplamiento” máquina-máquina modifica la propia estructura de la máquina-órgano y su posible conexión con nuevas  ”máquinas deseantes”. Para Fassbinder la ruptura, a niveles de producción, en última instancia, acontece la conexión máquina-déspota, máquina-sumisa. Fassbinder establece una dialéctica de mecanismo de relojería, de interior de casa de muñecas como la de Petra von Kant, los personajes parecen ser movidos mecánicamente Fassbinderles fuera dando cuerda, una cuerda despiadada que les hace agotarse y desesperase, estropearse, mientras que más que hablarnos declaman. 



Las marionetas del hábitat Von-Kant “no funcionan nada más que estropeadas;  es decir, estropeándose sin cesar…”. El cine de Fassbinder nos recuerda los grandes jeroglíficos al modo egipcio –es una nueva exploración de lateralidad cinematográfica. Unas veces, los personajes dirigen sus cabezas los unos hacia los otros, pero sus cuerpos se nos imponen frontales, decididos e insultantes, y otras veces sus cuerpos continúan imperturbables el flujo del acoplamiento mientras que sus rostros nos miran implorantes se ablanda enterneciendo el eje hierático del film. Fassbinder insiste en esta lateralidad, en esta especie de mecanismo distorsionado, a lo largo de casi todos sus films y guiones (ejemplo “La paloma” y “A l‘ombre de anges”, del suizo Daniel Smitch), que hace que el sello indeleble de Fassbinder transforme sus films en piezas de teatro filmadas. Esto hace su cine nos resulte rígido y estereotipado, porque estamos acostumbrados a formas menos mecanicistas de representación icónica, Lo que sucede en la casa de muñecas de Petra de Kant está cercano al teatro clásico de No. Los personajes andan a saltitos, se instalan en rincones como efigies al acecho, consumen en un ritual constante estimulantes para no decaer. Protegen sus rostros con las manos en gesto de autodefensa, otras veces son osados en la mirada y pudorosos en sus gestos, a veces caminan como armaduras vacías de corporeidad, modelos de pasarela, maniquíes. La sombra muda de Marlene, elemento austero y al que se supone carente de autonomía, pero no de deseos, es la máscara del pueblo subyugado, pero también la amenaza del hombre–robot, máquina-productora manipulada a distancia, que si para Kubrik en la “Odisea del espacio” llevaba implícito por propia dialéctica el germen de la rebelión violenta, para Fassbindery su odisea más “eurocomunista” la ruptura se sitúa a nivel de abandono cuando las condiciones objetivas dan al pueblo el oportuno permiso para expresarse: “Marlene… puedes hablar …he sido muy mala contigo…”. y Marlene, que no puede desprenderse así como así de su condición de sumisa, besa a su ama agradecida por su libertad mientras que prepara la maleta. Pero los alemanes puestos a ser románticos, es decir, nostálgicos, se las pintan solos. Marlene tomará la muñeca desnuda de su ama, fiel retrato de Karin; es decir, se apropiará del espíritu lúdico, del amor libre e inconsciente, que hasta entonces había sido lujo y patrimonio de la clase dominante y sale por el foro con la mejor de las sonrisas. 



Bueno, es un deseable final feliz, bastante “naïf “, de resolver el conflicto de la explotación y el devenir histórico de la lucha de clases, pero, los alemanes son los alemanes. Los personajes de la guarida Von Kant se mueven entre dos líneas de fuerzas cuya resultante topológica nos empieza a llegar bastantes horas después de salir de la proyección, cuando, olvidando un poco la irritación que nos produce una inversión de los modelos de comunicación, nos hemos quedado con unos colores explosivos y unas sensaciones totalmente modernas, elementales y simples (como los cuadros de Modrian), con una atmósfera “mecanicista-dialectica”, con resonancia de lenguaje clásico, muy acordes para decir de un modo nuevo algo que se repite invariablemente, transexualmente, a través de las especie: “La impotencia del amor ante las relaciones de mercado”. Esto y muchas cosas más se pueden aprender en este film que en absoluto es feminista ni de temática lesbiana, sino algo que va más allá de todo ello, contando con ello.

domingo, 4 de febrero de 2018

Versos a las Violetas. Por Carmen PIlar Corral Gómez



                                                                      

Violeta, niña:
el universo todo, en tu lágrima:
qué bien, luciría.

Violeta, dormida:
tu universo, al aire: mi nada:
qué bien, mecía.



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La producción de la imagen en Europa. Por Isabel Escudero Ríos



  Illustration: Louise Richardson
La producción de la imagen en Europa
Uniformidades/Diferencias


    La reciente ola de Nacionalismos de todos los signos: blandos, duros, durísimos, y hasta sangrientos, que invade, sobre todo, el llamado Primer Mundo (y el ya desaparecido por asimilación: Segundo Mundo), donde rigen, o están en trance de regir, las formas de Gobierno más progresadas: las Democracias, nos llevaría en una primera visión, a propósito superficial, a considerar el fenómeno también común y relacionarlo con otro fenómeno también común y bien evidente en todas ellas. A saber: la creciente uniformidad, tanto pública y política, de todos los Estados, que incluye el intento de disimulo de la idea de Estado, tanto eso como la uniformidad privada y particular de los ciudadanos de todas las Naciones: costumbres, usos y consumos, formas de vida y de producción , tanto laborales como artísticas, tienden a una identidad casi perfecta.
Parece que se camina de modo imparable hacia la gran Mímesis, no sólo socioeconómica y política, sino también hacia una especie de Cultura General, batida constantemente por la Información/Formacion/Comunicación de Masas, que se decanta hacia los mismos gustos, las mismas necesidades, los mismos consumos, los mismos valores, los mismos horarios, los mismos deseos, ...en pueblos y ciudadanos muy distantes y diferentes,. Pero junto a esta suerte de Estado general de Supracultura transnacional, multinacional surge simultáneamente, y como movido por el mismo motor, el otro fenómeno sorprendente: la urgencia de Nacionalismos cada vez más pretenciosos. Estos dos fenómenos parecen retroalimentarse entre sí. Ambos se refuerzan y complementan: a mayor uniformidad política y privada (entre las Naciones y entre los <<cada quisque>> de cualquier parte) mayor necesidad de afirmación de la diferencia, tanto por una exacerbada identidad nacionalista, como por la creencia desmedida en la personalidad individual. Como si efectivamente el mismo mecanismo moviera la naturaleza de las Masas, y sus Estados y la naturaleza de los Individuos. Del mismo modo también que los mecanismos publicitarios se dirigen al yo personal, muy particularmente, con esa machaconería, de: <<tú eres diferente>> para venderte lo mismo que todo el mundo.

     Parece, pues, que no hay contraposición entre el gusto o capricho individual (supuesta independencia o libertad personal) sino más bien colaboración del mismo lado respecto a la obediencia a la uniformidad del grupo o de la nación, como santo y seña de pertenencia. Donde más se afirman los rasgos y valores individuales es en las actitudes de pertenencia al grupo,. Se me ocurre presentar, como referencia lejana pero modélica, el caso de los adolescentes, paradigmático por lo exagerado. No hay más que observar el uso riguroso de las marcas en sus vestimentas, motos, músicas, etc. tan fanáticamente definidos como <<gusto personal>>, y que obedece de modo ciego a lo que está mandado desde Arriba, o sea desde el Mercado, como señas de identidad y pertenencia al grupo y sus líderes: si se es de algo o de alguien se es algo o alguien: y hasta lo impertinente se hace pertinente, osea perteneciente. Y a mayor uniformidad más necesidad parece tener el sujeto de disfrazarla de libertad personal; es característica la <<rebeldía de uniforme>> que toman muchos grupos juveniles.


Este texto sirvió de base para la intervención de la autora en la Mesa: Las Culturas Nacionales en la imagen de Europa (21 y 22 de Mayo de 1992). Instituto de la Juventud y Generalitat de Valencia.



Isabel Escudero Ríos 



 

Coplas de nadie, de Francisco Díaz Velázquez


Ocho poemas de Coplas de nadie, de Francisco Díaz Velázquez, recién editado por Libros de la Herida, primer libro de su colección Vivezas.


La verdad y la mentira
son caras de una moneda
y entremedias de las dos
lo único cierto queda.



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Consejo a seguir:
ya que estás vivo,
déjate vivir.



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"¡Hago lo que quiero!",
decía una hormiga
en el hormiguero.



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Se ponía en la cabeza
un ramito de jazmines
con una horquillita negra.



*


En la puerta del infierno
hay un letrero que dice:
"Aquí gobierna el dinero".




*


Nadie puede ser de nadie:
eso es como querer
hacerse dueño del aire
.


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A compás de bulerías
hasta la pena más grande
se convierte en alegría.


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Como en un espejo,
al mirar el mundo
nuestros sueños vemos.



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Más coplas en el marcapáginas que acompaña al libro.
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Publicado 2nd July 2015 por LIBROS DE LA HERIDA,
Etiquetas: Coplas de nadie Francisco Díaz Velázquez Libros de la Herida poemas poesía flamenca Poesía y flamenco Vivezas



POESÍA al OÍDO: Carmen Pilar Corral Gómez

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Foto by Joel Robison.


En el placer de escuchar
el tiempo se desmorona
y otro caramelo más.


En el placer de escuchar
su para qué, se remansa,
y pierde su finalidad.


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De la prostitución universal. ¿Agustín García Calvo?



Kass Copeland
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Análisis de la Sociedad del Bienestar.
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                                     ¿Agustín García Calvo?

                                       
  De cómo en el Desarrollo las cosas se subliman en forma de dinero y cómo correspondientemente las Personas, que al fin son también reales, se hacen ellas mismas también dinero, es de lo que estos días estábamos tratando. Y a tal propósito, un estudio de cómo se ha generalizado en este mundo la istitución de la prostitución, el oficio más viejo del mundo, como dice el pueblo con más razón de lo que pueden entender los Individuos, parece pertinente. 

Para ello, conviene primero examinar un poco la prostitución en sentido estricto, esto es, la de las mujeres. Que su prostitución es la istitución más vieja de la Historia se entiende recordando que la Historia misma comienza con el sometimiento de las mujeres (y de su amor y su peligro) al Sexo Dominante (que lo es en toda sociedad histórica: todas son patriarcales, y la Sociedad del Bienestar, naturalmente, más que todas, pues que en ella la asimilación de las mujeres al Poder, al Sexo Dominante, alcanza su grado sumo), y ese sometimiento consiste en que, como ya vislumbraba Engels, las mujeres se convierten en la primera forma de dinero. 

En una Cultura ya muy avanzada (aunque todavía muy lejos del Desarrollo) como es la nuestra antigua, el dueño de la mancebía puede dejar de hielo al pobre jovenzuelo enamorado anunciándole que ya ha vendido la muchacha que él amaba (en 20 minas, que calculo como equivalentevago de unas 750.000 pesetas actuales [en 1993], lo que suele ser, desde ahí hasta el triplo, en el mundo helenístico el precio de un esclavo fuerte o de una esclava hermosa), y confirmándose así la venta (Plauto, Ps 347): "amicam tuam esse factam argenteam"., "que tu amiga se ha hecho de plata", esto es, se ha convertido en dinero. 

Y así, ya sea por la prostitución al menudeo, ya sea por el matrimonio, con o sin dotes o arras numeradas (que en el Desarrollo toman la forma de participación de la Pareja, con el ingreso del trabajo de ambos componentes, en la conjunta economía, de modo que la igualación del dinero iguala a los sexos, naturalmente en la forma del Masculino.), se han venido vendiendo a lo largo de la Historia entera las mujeres. 

Que en el Desarrollo la prostitución de mujeres, la dedicación de las mujeres a trocar sus encantos o favores por dinero, haya alcanzado (no importan los restos míseros de prostitución de tipo más arcaico) la dignidad y el estatuto que se sabe, de tal modo que puedan las putas de cierto standing anunciarse entre las otras Profesiones en la Prensa sería (p. ej. como acompañantes finisemanales de Ejecutivos del Capital o del Estado), o venderles tranquilamente las niñas bien hechas sus encantos a las portadas de revistas o a los vídeos, o en fin, organizarse en Sindicatos (al menos de putas de autopista para arriba), no es más que una indicación de la condición esencialmente prostituta de la Sociedad del Bienestar entera) (hace poco tuve la ocasión en EL PAÍS de utilizar el caso de las encuestas sobre si vendería V. una noche de su pareja por 1.000.000 de dólares), y viene a probar que la Sociedad del Bienestar es la culminación del desarrollo de la Historia. 

No puede el Hombre del Bienestar promocionar la prostitución de sus mujeres sin que Él mismo resulte implicado en el manejo. Y eso es lo que estamos descubriendo hoy en este análisis: que el esquema de la prostitución ("Te has hecho de plata, amigo", e.e. "Te has vendido", e.e. "Te has hecho dinero") aparece en el Bienestar generalizado, istitucionalizado, por medio lo mismo de la Banca que de las oficinas del Fisco del Estado-Capital; y, como ya no es roso, franco y verdadero, esa venta del hombre, no el tener dinero, sino el ser dinero, es el fundamento declarado de todo el Estado de Bienestar. 

Pero hay que distinguir: no se trata ya de vender el trabajo de uno, de cobrar por lo que se hace (que eso es la istitución del Trabajo en las economías más arcaicas), sino de venderse uno mismo, de hacerse uno mismo valor en el Mercad
o, de ser uno literalmente, numéricamente, su propio interés y Capital. Eso es lo que estudiaremos algo más en la siguiente entrega.


 

Por Carmen Pilar Corral Gómez. Poemas dedicados a Córdobz



Kass Copeland






Es propio de los Patios
perderse en sus altibajos.

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Es propio de la recta
amansar* (allanar) el suelo
para llegar a la meta.

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Es propio de la Calle Cabezas°
que haiga flores amarillas
curioseando entre las tejas.

 .



 
* Allanar: en contra de estas nuevas formas de mutilación que pasa desapercibida de las calles cordobesas, y de tantos otros lugares, de los proyectos de las instituciones desde Arriba, que arrasan haciendo contar lo pequeño, lo mismo que lo grande. Esa poda. Mutilar lo niño. Su evocación, entre tantas cosas. Ay! San Agustín! y Santa Marina!


° La más famosa de las calles cordobesas, La Calle Cabezas, donde fueron mutilados por la cabeza y colgados en esa calle, los Siete Infantes de Lara, por riñas, duelos y celos de amores!