martes, 11 de diciembre de 2018

Del Libro, "El sermón del fresno" del Gran Miguel Ángel Velasco

A UNA MUJER DORMIDA

A la orilla de tu cuerpo, te miro simular en la
de la engañosa modestia de la santa, y olvidar 
la madeja de tu sangre, que te bulle en el sueño, que te 
traiciona, como yo te traiciono nombrando tu silencio,
precisando los límites de tu calma, bahía que sueña un 
mar informe. Sé que no deseas el día, recelosa de 
clamor y pujanza, que recibes el fin de la jornada no 
como un declinar, sino como el abrirse a una ancha patria, que turbada contemplas al estío erguir 
sus claros pabellones y enardecer a los hombres con joviales 
arengas, para luego recostarlos en renovada noche. 
¿Qué guirnalda buscar para ornar tu cabeza, que no te 
inquiete en su cerco de dicha?



El sermón del fresno
Miguel Ángel Velasco


Illustration by Julia Margaret Canon.


Louise Bourgeois y el deseo. Por Carmen Pilar Corral Gómez



El deseo no tiene 'espejo'. La extrañeza es la reina de los recuerdos y olores de la infancia más escondida. La imagen divina se contrarresta con el deseo de embalsamamiento y el de desmayo. Hay mujeres que giran en la más amorosa nada de un antirelato que se queda suspendido en la tristeza rígido como el de estatuas de bronce a lo Louise Bourgeois, inspirada en los descubrimientos de Freud (Hablo de la histeria y de su síntoma (cuerpos doblados), que se hace carne. Se hace carne su sintoma de esos deseos nunca cumplidos).



Del libro "Digo Yo". Ensayos y Cavilaciones. Isabel Escudero Rios

La santidad del impudor, como los animalitos. ¡Bendita exageración! (y si nos copian más todavía)


Cecil Beaton Photographs Tyneside Shipyards 1943



Por Carmen Pilar Corral Gómez



Ella es la luna, 
aquella de cuyos ojos, todo
el cielo cuelga.


Siempre en lance
de todo y de todos, su vía
nos deja entrever. 

Como un bálsamo
que nos riega, y nos niega,
su, en sombra, luz.

Ven, niña de nuevo, 
abájate de lo que es firme,
como escritura: 

- ¡Ven! Y dime...:
¿Qué hago yo aquí, sin tí,
ahora, luna redonda?

¡Embustero ser!



Illustration: 'La maja del Tarot' en 1965

Leonora Carrington 

Radio Tres. Medios de Formación de Masas. ¿Agustín García Calvo?


¡Rescato aquí, algo de una conferencia que daba el maestro y amigo, Agustín sobre los Medios de Formación de Masas, como llamando al corazón. No hay intercambio de un amor verdadero entre la gente sin llevar con él ese muerto cliché de verdades ya hechas que lleva uno en la boca. En vez de mejorar y darle rienda suelta al cuento que uno dentro lleva. Y: ¡millones de gracias por tanto, tanto! ¡Ay!





"Una de las características de los auto denominados “medios de comunicación, de los aquí solemos denominar como “Medios de Formación de Masas” es la de vender sistemáticamente una serie de clichés de “verdades hechas”, de “valores establecidos”, que pretenden pasar como lo que ocurre en “el mundo”, ser la traducción de lo que vamos viviendo. Y otra de las características es conseguir es que los individuos que consumen sus clichés consideren éstos como una graciosa ocurrencia propia, una opinión personal. Entre los medios de formación el que parece tener mas éxito va teniendo en estas dos labores es la televisión. Pues bien, sobre esto, es sobre lo que hoy os invitamos a participar. Para hacerlo, ya sabéis, que contáis con los siguientes teléfonos (...). Buenos días Agustín!

Agustín: ¡...Buenos días!. Sí... 

Entrevistador: Y...¿Qué nos cuentas sobre esto...?

Agustín: Vamos a intentar meternos con “Los Medios de Formación de Masas”de la manera más clara y fría posible, reprimiendo si es preciso un poco la pasión que tantas heridas como sólo el pueblo infieren en esos medios, nos hacen sentir. Vamos a intentar con un poco de calma hablad contra ellos. Explicad qué son. Y sí..., cómo representante supremo, como el más alto representante, de la televisión en especial. No porque ya una monomanía un poco caprichosa contra la televisión. Todos son medios de formación de masas. También éste que estamos usando en este momento, también la radio, también la prensa. Pero..., evidentemente, la televisión se caracteriza por haber nacido ya, precisamente para eso, y solo para eso. De una manera descarada. Y ésto lo revela hasta la forma del aparato, en las condiciones de la proyección, y en las formas en que se recibe. 

Todo eso tenemos que irlo viendo. Pero, tal vez, para algunos de los oyentes, especialmente que no sean familiares con estas charlas, habría que recordar qué es eso de masas, qué es lo que estamos diciendo ahí... 

Hace un par de decenios, todavía éstos medios se les llamaba a la americana, Mass Media. Parece que el término se ha abandonado y que se prefiere volverlos a llamar, eso..., Medios de Comunicación. Una falsedad sangrante. Porque comunicar parece querer decir que, entre dos, entre varios... de la gente, pueden venir a participar de lo que haya común entre ellos, lo que hay de común, que es esencialmente el lenguaje común, qué unos y otros usan. Mientras que aquí se trata por el contrario de imponer desde arriba algo. Todo lo más opuesto a la comunicación. Así es como se forman las masas. Pero las masas están constituidas por personas, precisamente, por personas individuales. De tal forma que, mientras aquello que llamamos pueblo y que estaría por debajo: No es contable, no tiene número de almas, las masas sí están contadas, tienen número de almas, y cómo consecuencia cada una de las almas adquiere una individualidad. Una personalidad propia. No es extraño que después, éstos mismos Medios de Formación de Masas, por ejemplo, en la propaganda de una comercial, acudan constantemente a la explotación de la personalidad individual de cada uno, precisamente para vender masivamente sus productos. 

Ésta es una razón que con frecuencia no se tiende. Estamos muy acostumbrados a contraponer algo así como una presunta libertad individual contra la masificación o la uniformización. Eso es una gran mentira que convendría ir desvelando poco a poco. No. Las masas están literalmente compuestas de individuos, como usted y como yo. Personas. Qué cada una de ellas tiene que creer qué tiene sus ideas. Y qué tiene su voluntad, qué compra y hace lo que quiere, precisamente, para que los medios consigan qué, todos en conjunto hagan lo que está mandado y compren lo que se les vende. Esa es la noción de masas a la que tenemos que acudir. 

Los Medios de Formación de Masas y la Televisión a la cabeza ejercen por tanto, constantemente, una explotación, un dominio, de aquello otro a lo que llamamos pueblo.

No deberíamos consentir que se hicieran, ni aquí ni en ninguna parte, una mera crítica, más o menos, intelectual, de estos Medios de Formación de Masas. La única crítica de verdad sería aquella que promoviera, desde los más hondo de los corazones de quienes oyeran, una especie de levantamiento popular, de levantamiento de eso de pueblo que queda en nosotros, y qué es lo que esta oprimido, y dominado por los Medios de Formación. Ojalá! .. alguna de las voces que surjan entre nuestros oyentes sean una especie de prenuncio, inicio, puesto qué ya..., hablar es hacer, de ese levantamiento popular. No sé si tenemos alguna... por el momento".





LA DESPERSONALIZACIÓN DE LA FLOR. Por Isabel Escudero Ríos

 Aprovecho esta fotografía tan mágica de la que sin saber el autor, aprovecho para felicitarle y para dejaros un diálogo entre dos mujeres bravas, María Zambrano y Simone Weil, que gracias a su rareza, encuentran una grieta por donde venirse a hablar sobre la persona personal y la Democracia a través de Isabel Escudero Rios, que las invita ! Salú amores...Y que viva, Isabel y el maravilloso Baúl de Trompetillas que desde aquí mando saludos y las gracias. 



http://bauldetrompetillas.es/wp-content/uploads/pdf/despersonalizaciondelaflor.pdf



XII. De la cerveza, la poesía y la manipulación del alma.

Del Libro de ¿Agustín García Calvo?, LALIA, nos trae la mañana la pintura en óleo de  "La dama negra" de Hermenegildo Anglada Camarasa, pintor español, una serie de ataques a la idea que el mundo se tiene de sí mismo.




XII. De la cerveza, la poesía y la manipulación del alma.


21. Examinemos pués la ambigüedad esencial de este mecanismo de la confabulación pues en primera instancia parece el procedimiento destruír en efecto la trama misma del drama, en cuanto nos parece que la ilusión, la creencia en la realidad de lo representado, era una condición indispensable en la función dramática; pero de hecho, en segunda instancia, no resulta el drama destruído por la confabulación, sino que esa rotura autocrítica de la convención dramática resulta que viene a reforzar, como una pieza más de la artillería dramática, el efecto cómico y aún el trágico, y aquello que estorba la identificación de espectador con el actor en cuanto personaje favorece en cambio la simpatía de espectador con el actor en cuanto personaje en cuanto actor. Es nuestro parecer a tal propósito que esa ambigüedad del mecanismo de confabulación no hace sino a su vez revelar la ambigüedjad esencial de los mecanismos poéticos (retóricos, oratorios) mismos: decimos que la poesía, con lo que hace, invita a la resignación y contento con la situación impuesta al mismo tiempo que, con lo que dice, denuncia la mentira y miseria de la situación: esto es -dicho al revés-, que cantando el paraíso perdido, revela la tristeza del mundo histórico, al tiempo que, con el hecho de cantarlo, contribuye a ña resignación con el mundo dado, en el que también cabe un cierto disfrute del paraíso por medio de su añoranza. Hay ciertamente una clase de poesía, así como de oratoria y de panfleto doctrinario, que se dedica a la emoción o persuasión, por medio del engaño: íntegramente identificada ella con los mecanismos de la mentira que a la sociedad en general son esenciales, colabora, por la identificación de los receptores; hay también una oratoria de profeta, la denuncia radical, directa y furibunda de la falsedad del mundo: boca y mano mortal han de ser, sin embargo, las que pronuncien la denuncia, implicadas -quiero decir- en el mismo universo económico que tiene a todos implicados, y así la verdad más directa y claramente proclamada, imposible de aceptar por los oyentes en instancias relativamente profundas de sus almas, será objeto tan sólo de una aceptación o puramente racional, y al reincidir de este modo en la escisión entre acción y teoría constitutiva del Estado, estará colaborando a la perpetua construcción de la mentira; pero está además la más honesta y dulce poesía, la cual es -ay- la ambigua, en el sentido que arriba la describíamos, la que invitando a la conformidad descubre la miseria y consuela del falso mundo cantando su falsedad. Y en los mecanismos de esa poesía el movimiento de persuasión se produce como una especie de simpatía de igual a igual entre el cantor y los oyentes, como condenados uno y otro a igual condena y suspirando por aquello que le es en común negado".



Pág. 335


"El río". Por Carmen Pilar Corral Gómez

De Bulgaria recibo carta con las fotos de la inmensa Katia Chausheva. Y con ellas dejo algún verso de las tormentas antes del verano... Santas y buenas...
.


Pasó la tormenta

de primavera,
creció el río y pudimos
ver en él al retirarse
los despojos,



polución de aguas
y basura,
en el inmenso mar 
de los ríos. Todo 
era basura.



La luna quedó
vuelta
telarañas de sol
y un helado frío
nos recorría
las voces muertas


de aquello muerto,
en un silencio
mudo. Era el Faraón
de la Corte, que nos pedía 
las cuentas:


de tu cordura, en mi locura.



JOVEN VIRGEN MADRE (que paseas...) Por Carmen Pilar Corral Gómez


Dedicado a todos los viajantes. Ya sea en abstracto o tal cual. Aquellos que van al camino dejándose llevar por lo que el camino les deja (siempre nuevos y vírgenes...) con ese humor de no tomarse su actualidad ( y a uno mismo, que es lo mismo) nada en serio. Esa desheredación de los amigos, de la familia y del mundo. Independencia de la soledad que jamás puede estar sola. Sino llena de cosas, de la gente amada, de las cosas y de lo que pasa pero con la tranquilidad de que le importen esas cosas un comino. Ponerle a esas cosas menos fe, chiquillo! 



JOVEN VIRGEN MADRE 
(que paseas...)
.
.

¿Quién eres tú?: 
¿eres esa luz lluviosa
de los días
de noviembre, que llena
su paseo diario,
clemente y sosegado,
de entusiasmo 
de un viejo sueño?

O: ¿Eres 
en cambio en otro
lugar la soledad 
que entera te embarga 
y necesitas,
que te recrea
un sinfín cuento
en la fantasía
de los niños?

¿Por eso 
huyes en la mañana
al silencio
y eres la dueña
de la nada, sin querer,
porque eres tú
el paseo y están
inevitablemente,
todas las cosas en ti?

¿Y ya 
no temes, ni oscilas
ni sientes, 
ni padeces el vaivén 
del huracán
del tiempo. Eres tú,
siempre,
ahora, el paseo: 
deshaciendose?

¿Te haces 
cosa, entre las cosas,
de las diosas,
la hermana madre,
que arrastra vientos
con la fuerza 
dulce 
de todas las lluvias
en sus entrañas?

¿Y ya no
sientes el tarumbeo
del miedo
reales de tu niña
que llevas en ti,
aunque,
ni te libres de 
ser el acto mismo 
de aquella 
qué era tan real?

¿Pero 
eres, otra nueva
y la misma,
que suelta al aire
su escapulario 
sobre
la sombra entre luces
de este
santo noviembre?

.
.
.
Illustration: Nikolai Astrup, "Gardenroom door"

martes, 4 de diciembre de 2018

El Común contra la Democracia. Por ¿Agustín García Calvo?

Publicado en El País
17 Agosto de 1989

AGUSTIN GARCíA CALVOHabla el autor, en una íntima conversación con el lector, de la "forma más perfecta de dominación, llamada democracia", basada en el voto de un conjunto de individuos, que, individualmente, votan lo que el señor manda. Pero hay pueblo y común en contra de las personas, la masa y la democracia. El pueblo es reconocible porque no posee ideas propias y sí un sentido común en que se confunden la razón y el sentimiento. Cada uno puede tener algo de pueblo, que no se cuenta en número de almas, no mata a nadie, y, claro está, no vota.
Íbamos diciendo, como recordarán, que la mayoría no es igual que todos y que entender esa diferencia era para usted de importancia política capital. Es más, esa diferencia monta a tanto como a contradicción: todos es lo contrario de la mayoría.Esto se oye bastante claro en los restos de un libro de un tal Heráclito o Heraclito que nos han llegado, donde en un lugar (número 2) suena "común a todos es el pensar" y en otro (número 4) dice: "Pero, siendo la razón común, viven los más como teniendo [cada uno] un pensamiento privado suyo".
Es decir, que la mayoría está compuesta de cada cuales, como usted, por ejemplo, que sabe cada uno adónde va, qué es lo que quiere: de eso es de lo que están formadas las masas que Estado y capital necesitan para su imperio y desarrollo: de individuos como usted (y como yo, hombre, no se me amohíne), porque formar desde arriba necesidades y gustos personales es procedimiento bien sabido de la máquina, y luego ya basta con la idiocia personal de cada uno que se crea que es él el que quiere lo que quiere y el que sabe lo que sabe. ¿No era verdad que cada alma es Dios?
Y así, no tiene por qué extrañarle que cualquier producto que se gane a la mayoría para su fe y su compra haya de ser falso, inútil para la gente, tedioso para la vida y, al fin, funesto. Eche usted una mirada al mercado de los transportes, de la música, de las ideas: ¿qué? Pues ya ve: no era por casualidad.
Ni tiene tampoco que extrañarle que cada vez que la mayoría se expresa en una votación o referéndum el resultado haya de ser por fuerza reaccionario, como decían los militantes de antaño, conformista y, en fin, personal y triste (estoy esperando a ver en qué queda lo del de Chile, que parecía la excepción destinada a confirmar la regla), como bien lo saben los líderes de las masas personales, que en cuanto algo de rebelión informe bulle entre el público o pueblo se apresuran a poner la cosa a votación. Lo había usted notado, ¿no?; pues no era por casualidad tampoco.
Cuanto más es cada uno el que vota (cuanto más a solas y secreto deposita su voto cada individuo), más votan en conjunto lo que el señor manda, pero, eso sí, expresando cada uno su voluntad, para que así el voto de la mayoría sea la suma de las idiocias personales.
Eso es la masa que los ejecutivos de Dios (Estado y capital) manejan: un conjunto de individuos; y ahí se funda la forma más perfecta de la dominación, llamada democracia -quiero decir la verdadera, caray, la propiamente dicha, o sea, la nuestra, la de este primer mundo, a la que las otras formas de dominación aspiran irremisiblemente por el camino de la historia hacia la meta del futuro.
Otra cosa
(¿Le parece a usted que me repito? Perdóneme por haber temido que no hubiera usted entendido bien a la primera: le tienen a usted los políticos tan hecho a no entender más que lo que ya tenía usted sabido ... )
Y, sin embargo, aquí me empeño en repetirle a usted, cada vez que me dejan, que eso no es a menudo equivocándolo con las ideas y normas dominantes (la mitad del refranero es, ay, no popular, sino servil y reaccionaria), sin embargo, sigue latiendo un significado de sentido común en que se confunden el seso y el sentimiento, y eso es lo popular y lo inteligente.
El pueblo no mata
Y aunque uno personalmente tienda, cuando habla, a no dar más que su opinión, esto es, a repetir las ideas masivas y dominantes, de cuando en cuando entre algunos de por acá abajo sigue acertando a hablar el pueblo, el que siente y no se cree las mentiras que el poder le mete: ya el otro día daba aquí algunos ejemplos al azar, y otros recojo a cada paso de los oyentes de Radio 3 que hablan los viernes de doce a una del día con nosotros y que nos escriben, a veces personalmente, pero otras de una manera común y popular, esto es, inteligente. O si no, ¿por qué no habla usted, ya que me viene a los dedos, con los anarcos desengañados de Asturias; por ejemplo, a nombre de Enrique Quirós Bernardo, general Zuvillaga, 14, buzón 8, 33005 Oviedo?; o también, ahí tiene usted unos ferroviarios catalanes que me escriben (Alfons Bech, estación Barcelona Morrot, Renfe, Barcelona), que aunque hace unos días se llamaban aún trotskistas o algo así y se metían en las elecciones, no por ello dejan de sentir lo que importa, la muerte del ferrocarril que el capital y Estado democráticos imponen como muestra ilustre de herida del pueblo y engaño del poder.
Hay pueblo, aunque no se sepa dónde (como no se diga "en el lenguaje popular", que no es más que poner lo mismo del revés), hay pueblo y común en contra de las personas, la masa y la democracia.
Ahora me dirá usted que cómo se distingue lo uno de lo otro. Bueno, pues ya le he dado algunas señas negativas: que no vota, que no tiene opiniones personales, que no se cuenta en número de almas... Ah, y lo que don Martín-Miguel Rubio Esteban descubrió, hace cosa de dos meses, en una carta al director publicada en este mismo rotativo: "El pueblo no mata a nadie". Es una diferencia que acaso le impresione un poco: las personas asesinan, la masa lincha, la democracia mata, ya sea por justicia y silla eléctrica, ya sea por negocio y automóvil, pues es función esencial de todo Estado la de administrar la muerte. Pero el pueblo no mata a nadie -ya ve usté: ¿cómo va, si no es nadie ni tiene ideas ni voluntad, sino sólo sentimientos y razón común?.
Así que usted verá si hay o no hay, o si prefiere usted seguir a lo democrático pegando el paso al límite y creyendo que la mayoría son todos y que no hay más pueblo que las masas y las personas.
Pero no sufra tampoco demasiado por la decisión; no pene usted, hombre, a lo mejor también usted es algo pueblo; en la medida, claro, en que no sea propiamente usted.
Pero con esto nos metemos ya casi a hacerle a usted un psicoanálisis, y como es tan interesante lo que tiene que hacer el psicoanálisis con la política, lo dejaremos para otra, ¿no?.

martes, 20 de febrero de 2018

Información y cáncer: “ENFERMEDAD Y POLÍTICA”



Illustration for Charlotte Appleton
Información y cáncer:
    “ENFERMEDAD Y POLÍTICA”.


         Pasemos hoy del cuerpo social al cuerpo personal. No será tan grande el salto: no nos saldremos con ello del campo de la política. Pues ¿no es el separar la vida privada de la pública el primer truco del Poder, que crea cada uno que tiene una vida privada suya, con la que puede hacer lo que le dé la gana, a fin de que Capital y Estado puedan hacer con el conjunto de las vidas privadas lo que Ellos quieran, o sea que cada uno en su casa, para que Dios en la de todos? Pues entonces, cuando a la gente se le hace creer que la enfermedad de cada uno es cosa privada y suya (ejemplo eximio: porque la enfermedad de uno es lo que le hace ser propiamente uno y le da su personalidad privada: sanos y hermosos, todos somos iguales), se está con ello haciendo política, infundiendo ideas falsas, que es el arma primera del Poder; así que aquí nosotros, cuando entremos a averiguar qué pasa con las enfermedades y a descubrir sus mecanismos, estaremos haciendo también política; la contraria, naturalmente. A mí de pequeño me había comprado mi padre un libro de aquellos que sacaban para ayudarles a los niños a tragar amenamente las amargas píldoras de las Ciencias; y ése tenía el plan, apoyado en muchas hábiles ilustraciones, de explicar los órganos y fisiología del cuerpo humano por medio de una constante comparación con la organización y funcionamiento de una nación constituida; de manera que las fases de la digestión aparecían como un transporte fluvial de bienes pasando por esclusas y compuertas, distribuyéndose por canales y diversas factorías; el sistema nervioso era un sistema de centrales eléctricas y tendidos telefónicos que recorrían el territorio; en fin, las infecciones eran un asalto de ejércitos invasores que querían apoderarse del Estado y alterar su buena Constitución, mientras que allí acudían los leucocitos, soldados leales de la Nación, que aun a costa de sus propias vidas detenían, apresaban y aniquilaban a los microbios enemigos. Voy a seguir un poco por esa vía tradicional de poner en relación de analogía la economía y política del cuerpo de uno con el organismo y fisiología de los estados, generalmente usada en el sentido inverso, como en el caso ejemplar de Menenio Agripa convenciendo a los plebeyos rebeldes para venir a trato con los patricios por el simple medio de contarles la fábula de los miembros, que ("no estando antaño en el consenso de todos que ahora rige, sino teniendo cada cual su acuerdo, cada uno su discurso", según Livio lo refiere) se habían rebelado contra el vientre ocioso y glotón y decidido no proporcionarle y prepararle los alimentos. Plagas terribles Pero aquí, claro, nos guardaremos de saber cuál seguimos de los dos sentidos de la analogía, el que quiere socializar los hechos fisiológicos o el que pretende hacer pasar los estados por hechos naturales, ni cuál de las dos cosas es la que debe explicar la otra, o si mutuamente. O más bien, es que no vamos a usar la cosa como mera comparación, sino con un sentido de práctica eficacia, que sirva para revelar y, por ende, curar (puesto que la revelación de la verdadera cara de los males es ya su cura, dado que la fuerza de los males está en ocultarse bajo caras falsas), revelar y curar -digo- las plagas más terribles de nuestro mundo y nuestro cuerpo. Ya un primer paso daremos por esa vía sólo con preguntarnos a la vez "¿Cuál es la enfermedad que en el mundo actual amenaza más tétrica y aciagamente nuestras vidas?" y a la vez "¿Cuál es la plaga más conspicua y notoria que caracteriza a las urbes (y aun a los desiertos intermedios) de este nuestro mundo progresado?". Pues la respuesta a la primera pregunta apenas podrá ser otra que "Eso que llaman cáncer", y cuya condición más notable, así visto por fuera, es que lleva ya un siglo estando tétricamente de moda y eludiendo los millonarios esfuerzos de la Ciencia para descubrir sus mecanismos; lo cual, aunque parezca mentira, no ha traído hasta ahora consigo la consecuencia de descubrir que hay algo en los supuestos mismos de la Ciencia que no marcha. En cuanto a la segunda pregunta, si la respuesta no se les presenta tan inmediata a los lectores, bastará con que se coloquen, como la ficción científica les enseña desde pequeños, en la situación de un extraterrestre (pero que fuera extra- de verdad, no como esos que se van con una nave espacial a meter por un Agujero Negro, a fin de repetir allí las mismas tonterías que en su pueblo) que echase una mirada por encima a las urbes y desiertos del mundo progresado: nada más notable le chocaría que el que están plagadas de información, esto es, de signos visuales y auditivos, no agotados en un uso inmediato, ni tampoco ornamentales, sino dando a troche moche instrucciones y noticias: letreros de tráfico y comerciales, amén de pintadas personales, vehículos transportando cien marcas y cifras, y hasta peatones con camisa de letrero, completando los datos de la cartulina que llevan contra la piel, pantallas y altavoces emitiendo constantemente mensajes políticos, comerciales y culturales, señoras repitiéndoselos una a otra a las dos puntas de un cable telefónico, hojas impresas volando por doquiera cargadas de información, pitidos de guardias y guiños de semáforos, quilómetros de rayas luminosas para guía de aviones, centros escolares atestados de gráficos, mapas y chismes audiovisuales para guía de los niños; en fin, una cuantía de información que se come literalmente los muros, calles, pieles, aires, ojos. Pues bien, ¿cómo no poner enseguida en relación lo uno con lo otro? Vamos, para el cáncer, a seguir la imaginería más avanzada que para el funcionamiento del organismo la Ciencia nos ofrece. ¿Cuál es ella? Como por casualidad, consiste en aplicarle al cuerpo el mismo artilugio que rige el gobierno y tráfico del mundo: hay unos dispositivos informáticos en los centros cerebrales (más bien del cerebelo o cerebro primitivo, oculto bajo el superior: porque éstos son procesos de información secretos, que mejor que pasen desapercibidos para mí o mis facultades superiores), los cuales están constantemente transmitiendo a todos los órganos y regiones más alejadas del cuerpo humano, por medio mismo del flujo de la sangre, y por el código más sencillo, el binario o de SI/NO, como el de un ordenador cualquiera, mensajes o instrucciones de comportamiento, y a cada célula en especial instrucciones sobre los ritmos y maneras en que debe reproducirse. Centros de información Pues bien, aceptada esa imaginería, tan verdadera para nuestra época como cualquiera otra para la suya, preguntémonos ahora en qué consiste el cáncer. Dentro de lo incierto y resbaladizo de lo que sabe de ese mal la Ciencia, una cosa parece clara y constante para los varios tipos que se comprenden bajo el nombre: a saber, que consiste en una proliferación desordenada de ciertas células del organismo. Buscando entonces la culpa donde se debe, es decir, en los centros de información, deduciremos que el mal viene de que se ha producido alguna alteración o confusión en alguno de los dispositivos informáticos del cerebro o sub-cerebro que estaban encargados de mantener el buen orden de los procesos reproductivos. Ya sólo nos falta renunciar a la convicción de que el cerebro elemental, en donde se sitúan esos mecanismos, esté absolutamente separado, esté inconexo con el cerebro superior, donde se asientan mis facultades superiores y el mecanismo de los procesos voluntarios y conscientes, entre ellos la ingestión y procesamiento de las informaciones que por vía consciente, y aun subliminar, se me transmiten; pues nada parece en principio oponerse a que se supongan conexiones entre los unos centros y los otros, y a que se investiguen con más precisión de lo que, a mi noticia, se ha venido haciendo. Porque, si esas conexiones se establecen, entonces parece que la causa del cáncer está clara: el exceso evidente de información a que la organización de nuestro mundo somete los centros superiores de cada uno de los individuos de sus masas, y sobre todo, la condición de inútil (esto es, no demandada por necesidad ni deseo y que no se emplea ni agota inmediatamente en algo a lo que servir) de la gran mayoría de esa información, es un hecho que debe producir algún trastorno y malfuncionamiento de esos centros; que eso no encuentre un cauce de repulsión ni de protesta, sino que, desapercibidamente, se acumule y asimile, es justamente la condición para que ese trastorno se contamine o repercuta en los centros informáticos inferiores, que así, alterados y confundidos en sus procesos propios, transmitan a las células de algún sitio instrucciones excesivas y malreguladas, que son las que se manifiestan como cáncer. Esto abre una clara vía para el estudio de biólogos y médicos. Ya la propuse el año pasado entre estudiantes de Medicina en Santiago de Compostela; pero, aunque hasta algún ilustre Profesor presente de Fisiología me hizo la gracia de no echar a broma el planteamiento, no parece que hasta ahora se haya hecho mucho caso de este posible modo de ataque de la cuestión y el mal. Por lo cual insisto. Que no es, al fin y al cabo, una investigación tan difícil, aun dentro del estilo de investigaciones de mero tanteo y estadísticas que se vienen haciendo sobre el cáncer: lo mismo que se investigan, por ejemplo, las relaciones con el consumo de tabaco, nada parece impedir que se calcule al menos la relación de la ingestión per cápita de información inútil (ya que el cómputo de BITS de información puede hacerse muy formalmente y hasta es fácil determinar criterios para separar la información redundante o no utilizada) con el cáncer. No sería seguramente más caro que las otras investigaciones millonarias que se hacen con tan escaso y dudoso resultado. Ésa es la vía de revelación de las causas ocultas y la vía, por ende, de salud que les propongo. ¿Que habría que contar con factores de predisposición y herencia, que explicaran que dos individuos sometidos al mismo flujo de información inútil no contraigan el cáncer igualmente? Por supuesto; pero eso pasa con cualesquiera causas de enfermedades que se propongan. ¿Me advierten que, como es sabido, una cuarta parte de los cánceres más o menos se explican ya por intervención de virus? Ta ta tá: ahí tocan ustedes a la noción de 'virus' misma y con ella al replanteamiento de la noción de 'causa': una cuestión tan rica y apasionante que habrá que reservarle, si la salud en tanto no nos desfallece, otra entrada en este Rotativo.
¿Agustín García Calvo?

  Illustration for Charlotte Appleton

miércoles, 7 de febrero de 2018

“Las amargas lágrimas de Petra von Kant”. Por Isabel Escudero Ríos



Las amargas lágrimas de Petra von Kant”
Por Isabel Escudero Ríos 


          Bueno, este film-teatro se puede aprender bastantes cosas. Por ejemplo, a pronunciar crispadamente “Ich liebe Dich”, o a asumir la desesperación del amor sin haber asumido el amor. Por ejemplo, el constatar que la ruptura en el amor heterosexual mantiene sus modelos en la homosexualidad confirmándolos y que el mecanismo de dominancia-sumisión no entiende de sexos, sino que se realiza a nivel de insectos de cabeza pelada, maniquíes transexuales. Por ejemplo, aprender también que una tragedia griega clásica puede ser interpretada por vestales teutonas y que Medea-von Kant puede acabar con su niña color canario, su madre color violeta y su acreditada profesión de sacerdotisa del “peplo” por amor y dolor de la lacerante vulgaridad; es decir, ”normalidad” de Karin-Jasón. Por ejemplo, se puede constatar también que las “máquinas deseantes”, al estilo deleuxiano “son máquinas binarias”, de regla binaria o de regla binaria de régimen asociativo, de acoplamiento, que poseen formas conectivas y además…”. Pero se puede concluir también que en este flujo de “máquinas deseantes” tal “acoplamiento” máquina-máquina modifica la propia estructura de la máquina-órgano y su posible conexión con nuevas  ”máquinas deseantes”. Para Fassbinder la ruptura, a niveles de producción, en última instancia, acontece la conexión máquina-déspota, máquina-sumisa. Fassbinder establece una dialéctica de mecanismo de relojería, de interior de casa de muñecas como la de Petra von Kant, los personajes parecen ser movidos mecánicamente Fassbinderles fuera dando cuerda, una cuerda despiadada que les hace agotarse y desesperase, estropearse, mientras que más que hablarnos declaman. 



Las marionetas del hábitat Von-Kant “no funcionan nada más que estropeadas;  es decir, estropeándose sin cesar…”. El cine de Fassbinder nos recuerda los grandes jeroglíficos al modo egipcio –es una nueva exploración de lateralidad cinematográfica. Unas veces, los personajes dirigen sus cabezas los unos hacia los otros, pero sus cuerpos se nos imponen frontales, decididos e insultantes, y otras veces sus cuerpos continúan imperturbables el flujo del acoplamiento mientras que sus rostros nos miran implorantes se ablanda enterneciendo el eje hierático del film. Fassbinder insiste en esta lateralidad, en esta especie de mecanismo distorsionado, a lo largo de casi todos sus films y guiones (ejemplo “La paloma” y “A l‘ombre de anges”, del suizo Daniel Smitch), que hace que el sello indeleble de Fassbinder transforme sus films en piezas de teatro filmadas. Esto hace su cine nos resulte rígido y estereotipado, porque estamos acostumbrados a formas menos mecanicistas de representación icónica, Lo que sucede en la casa de muñecas de Petra de Kant está cercano al teatro clásico de No. Los personajes andan a saltitos, se instalan en rincones como efigies al acecho, consumen en un ritual constante estimulantes para no decaer. Protegen sus rostros con las manos en gesto de autodefensa, otras veces son osados en la mirada y pudorosos en sus gestos, a veces caminan como armaduras vacías de corporeidad, modelos de pasarela, maniquíes. La sombra muda de Marlene, elemento austero y al que se supone carente de autonomía, pero no de deseos, es la máscara del pueblo subyugado, pero también la amenaza del hombre–robot, máquina-productora manipulada a distancia, que si para Kubrik en la “Odisea del espacio” llevaba implícito por propia dialéctica el germen de la rebelión violenta, para Fassbindery su odisea más “eurocomunista” la ruptura se sitúa a nivel de abandono cuando las condiciones objetivas dan al pueblo el oportuno permiso para expresarse: “Marlene… puedes hablar …he sido muy mala contigo…”. y Marlene, que no puede desprenderse así como así de su condición de sumisa, besa a su ama agradecida por su libertad mientras que prepara la maleta. Pero los alemanes puestos a ser románticos, es decir, nostálgicos, se las pintan solos. Marlene tomará la muñeca desnuda de su ama, fiel retrato de Karin; es decir, se apropiará del espíritu lúdico, del amor libre e inconsciente, que hasta entonces había sido lujo y patrimonio de la clase dominante y sale por el foro con la mejor de las sonrisas. 



Bueno, es un deseable final feliz, bastante “naïf “, de resolver el conflicto de la explotación y el devenir histórico de la lucha de clases, pero, los alemanes son los alemanes. Los personajes de la guarida Von Kant se mueven entre dos líneas de fuerzas cuya resultante topológica nos empieza a llegar bastantes horas después de salir de la proyección, cuando, olvidando un poco la irritación que nos produce una inversión de los modelos de comunicación, nos hemos quedado con unos colores explosivos y unas sensaciones totalmente modernas, elementales y simples (como los cuadros de Modrian), con una atmósfera “mecanicista-dialectica”, con resonancia de lenguaje clásico, muy acordes para decir de un modo nuevo algo que se repite invariablemente, transexualmente, a través de las especie: “La impotencia del amor ante las relaciones de mercado”. Esto y muchas cosas más se pueden aprender en este film que en absoluto es feminista ni de temática lesbiana, sino algo que va más allá de todo ello, contando con ello.