Cuadro de Xuzhen Wu
Para los amigos psicoanalistas:
Psicoanálisis de Dios
- Qué te parece, abuelo, de eso que dice mi amigo el loco, que a lo que él se dedica es al psicoanálisis de Dios:
- Hum, una locura bastante razonable.
- ¿Sí?
- Claro: si «Dios» se toma como persona (y así suele tomárselo la gente, aunque les digan que es más bien 2 o 3 Personas, o la Persona de las Personas), con eso ya está propio para objeto o paciente de psicoanálisis.
- ¿Por qué método?
- ¿Cuál va a ser?, el de siempre.
- O sea...
- PreguntarLe y dejarLe que manifieste Sus intenciones, Su conciencia de lo que hace con el mundo, qué es lo que Él cree de Sí mismo y de lo que hace.
- Ya. Y luego...
- Dejar que se descubran las contradicciones que en esas manifestaciones laten.
-¿Por ejemplo?
- Bah, a miles: las más triviales, como «Sois libres de hacer como queráis./ Se os juzgará según la Ley», o bien «Todas las cosas se mueven./ El total está quieto».
- Bien; y por ahí...
- Por ahí, hacerLe descubrir que, por debajo de lo que Él sabe de Sí mismo, hay más, que El no sabe o no quería reconocer.
-Y así penetra nuestro loco en lo sub-cosciente del Señor.
- Eso: las galerías secretas que se Le han formado por el encubrimiento o represión que Él necesitaba para creerse que Él es el que es.
- Y por ahí, ¿lleva el loco a Dios hacia la cura de Su enfermedad, de Sus conflictos conSigo mismo?
- Despacito: una cura que no puede ser sino disolución, ya que la Persona está hecha de su enfermedad, de sus conflictos.
- Y entonces, ¿qué Le pasa?
- Pues nada: que habrá Dios dejado de existir y de ser el que es, pero, a cambio, se habrá vuelto bueno y verdadero.
- Bueno, viejo; pero eso, para los que hemos dejado de creer en dios...
- No te hagas ilusiones, galán: no es tan fácil dejar de creer.
- Ya, ya lo voy sintiendo, a costa mía. Pero mi loco...
- A ese déjalo (¿quién sabe qué razón no hallará la locura?) que siga psicoanalizando a Dios: tú, a lo tuyo.
-¿Qué quieres decir?
- Que, si en vez de Dios te ponen a ti mismo…
- Ah, ya: que será igual
- Igual: primero, atender a las manifestaciones propias de tu carácter o tus humores...
- para descubrir las contradicciones entre ellas, y que, por debajo de eso, hay en mí algo menos propio...
- más común, menos personal; y por esa vía, llegar acaso a curarte de ti mismo.
- A mi disolución.
- Eso: tan tranquilamente, como si nada.
-Ya. Y disolverme ¿en qué?
- ¿En qué va a ser, muchacho?: en Ti, Tú puro, que no existe, que nadie sepa quién es.
- ¡Ja! Gracias, viejo: así, por lo menos me escapo de la Policía.
- Sí, y acaso de la muerte.
- ¿Sí?
- Claro: si «Dios» se toma como persona (y así suele tomárselo la gente, aunque les digan que es más bien 2 o 3 Personas, o la Persona de las Personas), con eso ya está propio para objeto o paciente de psicoanálisis.
- ¿Por qué método?
- ¿Cuál va a ser?, el de siempre.
- O sea...
- PreguntarLe y dejarLe que manifieste Sus intenciones, Su conciencia de lo que hace con el mundo, qué es lo que Él cree de Sí mismo y de lo que hace.
- Ya. Y luego...
- Dejar que se descubran las contradicciones que en esas manifestaciones laten.
-¿Por ejemplo?
- Bah, a miles: las más triviales, como «Sois libres de hacer como queráis./ Se os juzgará según la Ley», o bien «Todas las cosas se mueven./ El total está quieto».
- Bien; y por ahí...
- Por ahí, hacerLe descubrir que, por debajo de lo que Él sabe de Sí mismo, hay más, que El no sabe o no quería reconocer.
-Y así penetra nuestro loco en lo sub-cosciente del Señor.
- Eso: las galerías secretas que se Le han formado por el encubrimiento o represión que Él necesitaba para creerse que Él es el que es.
- Y por ahí, ¿lleva el loco a Dios hacia la cura de Su enfermedad, de Sus conflictos conSigo mismo?
- Despacito: una cura que no puede ser sino disolución, ya que la Persona está hecha de su enfermedad, de sus conflictos.
- Y entonces, ¿qué Le pasa?
- Pues nada: que habrá Dios dejado de existir y de ser el que es, pero, a cambio, se habrá vuelto bueno y verdadero.
- Bueno, viejo; pero eso, para los que hemos dejado de creer en dios...
- No te hagas ilusiones, galán: no es tan fácil dejar de creer.
- Ya, ya lo voy sintiendo, a costa mía. Pero mi loco...
- A ese déjalo (¿quién sabe qué razón no hallará la locura?) que siga psicoanalizando a Dios: tú, a lo tuyo.
-¿Qué quieres decir?
- Que, si en vez de Dios te ponen a ti mismo…
- Ah, ya: que será igual
- Igual: primero, atender a las manifestaciones propias de tu carácter o tus humores...
- para descubrir las contradicciones entre ellas, y que, por debajo de eso, hay en mí algo menos propio...
- más común, menos personal; y por esa vía, llegar acaso a curarte de ti mismo.
- A mi disolución.
- Eso: tan tranquilamente, como si nada.
-Ya. Y disolverme ¿en qué?
- ¿En qué va a ser, muchacho?: en Ti, Tú puro, que no existe, que nadie sepa quién es.
- ¡Ja! Gracias, viejo: así, por lo menos me escapo de la Policía.
- Sí, y acaso de la muerte.
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