Cuadernos de Todo
La gente sólo quiere acudir a consuelos momentáneos, que son los que afianzan y hacen perdurables los males. Da miedo aceptar los males, considerarlos en toda su magnitud. Muchas personas para decir algo necesitan beber, tener la mente más confusa que de ordinario, pero en aquella especial confusión, más luminosa, se sienten aligerados de su soledad y creen que están comunicando algo de un modo valedero. Porque parece más fácil. Pero el interlocutor está a miles de millas de ellos, como antes, y encerrado en idéntico egoísmo.
Serían las palabras más claras y serenas las que tendría que acercarles no el uno al otro sino a uno y otro a la búsqueda de las raíces de tanta confusión a la que todos contribuimos.
Hay que hurgar en los males, aunque duela. Nada se debiera cerrar en falso.
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