Coordinadora Estatal
en Defensa del Ferrocarril
Agustín García Calvo
Madrid, 7 de mayo de 1986
Madrid, 7 de mayo de 1986
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Reproducimos aquí el texto del «Manifiesto
de la Coordinadora en Defensa del Ferrocarril», escrito por Agustín García Calvo,
como declaración de amor al tren, y por cierto, no declaración positiva, o
sea, falsa, como él mismo dijo en otra parte («que la declaración de tu amor
sea sólo el No de tu odio»), sino de ese amor que se levanta contra aquello que
lo impide y lo mata: el Capital, el Estado, el Dinero, el Automóvil, la
Gasolina, la sustitución del camino por el Destino, la conversión de la vida
en Tiempo vacío...
También se levanta contra la reducción del tren a lirismo y cultura, que es otro modo sutil de matarlo (por lo cual también esta republicación en una revista de Pensamiento será para él un albur: o la revista sirve acaso para la estensión del Manifiesto entre otros públicos o el Manifiesto queda integrado como objeto cultural en la revista), por eso ataca a esa Moral (Política) que desde pequeñitos nos impone una idea de oposición entre lo útil y lo agradable.
También se levanta contra la reducción del tren a lirismo y cultura, que es otro modo sutil de matarlo (por lo cual también esta republicación en una revista de Pensamiento será para él un albur: o la revista sirve acaso para la estensión del Manifiesto entre otros públicos o el Manifiesto queda integrado como objeto cultural en la revista), por eso ataca a esa Moral (Política) que desde pequeñitos nos impone una idea de oposición entre lo útil y lo agradable.
1. Razones de la lucha por el tren y la vía férrea
No se lucha por el
ferrocarril por aquello de que sea bonito, romántico, del tiempo de los
abuelos, y demás piropos envenenados que
le digan Ellos, los que querrían, desde Arriba, condenarlo a la Historia
y los Museos. ¡Museo y tumba para Ellos!
No se lucha por el ferrocarril tampoco porque seamos ferroviarios y
nuestros intereses laborales estén ligados a su mantenimiento y desarrollo: de
las reivindicaciones laborales de los ferroviarios ya se ocupan, a su manera,
los Sindicatos. Aquí se trata de otra lucha. Y esta coordinadora tiene ciertamente
entre sus hombres ferroviarios, que, como tales, conocen más de cerca los
poderes y funciones del tren y de la vía, y conocen también los mecanismos de
lucro y mala administración que, desde Arriba, impiden el desenvolvimiento y
mejora del ferrocarril; pero están también en ella otros que no son ferroviarios,
sino usuarios del tren y ciudadanos que sienten el desastre de la vigente
política de transportes.
No estaríamos
metidos en tal contienda ni nos pondríamos ahora a hablarle de ella al público,
si no fuera por la simple razón de que el ferrocarril es útil y práctico, ahora
y para todo el mundo; y son, por tanto, razones de utilidad, frente a la
inutilidad y daño de los medios de transporte impuestos desde Arriba, las que
alientan esta lucha, en la que se invita a participar a más gente que no quiera
seguir dejándose engañar en este asunto.
2. Fundamento de esta lucha en el poder y
utilidad del ferrocarril
El tren y la vía
férrea son el invento capaz y poderoso para resolver cualesquiera de los
problemas de transporte de viajeros o de mercancías que puedan presentarse.
Aún en la situación presente,
en que la imposición de medios de transporte inferiores ha venido impidiendo y
desviando el desarrollo de las posibilidades ilimitadas que el ferrocarril en
sí tiene, la superioridad del invento es evidente para cualquiera: en la urbe,
una red de tranvías y ferrocarriles subterráneos es capaz de resolver limpiamente,
dejando las calles habitables y respirables para la gente, cualesquiera
exigencias de circulación, a un coste siempre económico frente al barullo
torpe y asfixiante del tráfico urbano que irracionalmente se nos impone. En el
transporte por los campos, basta comparar las ineficacias y molestias recuas
de camiones machacando autopista con el simple y poderoso tren de mercancías
que puede en un momento reemplazar a la recua entera; o recordar el infierno
del tráfico de autos, con las cifras de muertos que lo adornan (cifras inherentes
a la estupidez misma del procedimiento, incorregibles con todas las medidas que
se tomen para ordenar el caos) y pensar la facilidad con que el desarrollo normal
de tramos de vía férrea y de doble vía y la multiplicación de trenes que haga
falta pueden eliminar el enorme costo y tormento de las cansadas carreteras y
caravanas de automóviles
Parece como si lo
que Ellos pretendieran fuese la conversión de los campos en desiertos (esas
estaciones estúpidamente abandonadas, que daban vida a tantos pueblos) y de
las ciudades en conglomerados de bloques y de pistas, donde sólo pueden vivir
los automóviles. Y quieren hacer creer a la gente que eso es necesario, que es
lo que los tiempos mandan, y que a tal futuro estamos condenados.
Reina
una equivocación de la idea de 'progreso': era progreso inventar y mejorar las
máquinas que servían para el uso y disfrute de la gente, para aliviar sus
trabajos y hacer placenteras sus andanzas: el dominio del Estado y el Capital
ha vuelto del revés la cosa, y convertida la idea de 'progreso' (o de 'desarrollo')
en medio de renovar las formas de esclavitud, hace que la imposición y venta y
atenciones de más y más máquinas inútiles vuelva cada vez más agobiantes el
trabajo y la diversión al mismo tiempo.
Y
esa equivocación y engaño quieren Ellos hacérnoslo pasar por Futuro inevitable,
por Destino de la Humanidad. Y todavía, cuando ya el acelerado agotamiento de
sus recursos de venta de inutilidades les fuerza a multiplicar a toda prisa
sus despilfarros y la idiotez de la burocracia y propaganda que los promueven,
quieren seguir vendiéndonos como dinámica marcha hacia el Futuro lo que no son
más que espasmos de una economía y política decrépita y enloquecida.
Pero
acá abajo sabemos que no hay ningún Futuro ni nada fatal en ello, sino
intereses de Capital y Estado, que ya sólo por el despilfarro acelerado pueden
sostenerse y a los que la mentira sirve. Y es contra esos intereses y mentira
contra los que defendemos el ferrocarril, atacando la imposición de medios de
transporte más inhábiles y menos poderosos, pero que no lo dejan desarrollarse
según sus posibilidades de utilidad para la gente.
Contra
la idea de un Futuro trazado de antemano, levantamos la voz para clamar que hay
vías que no están trazadas, que no hay más caminos que los que vayamos abriendo
en lo desconocido.
4. La mentira de la libertad personal con auto, y cómo la imposición
se convierte en gusto personal
La gran ventaja con que la
propaganda trata de seguir imponiendo el automóvil (con dispendios millonarios
ya sólo de propaganda para mantener la fe en que siguen saliendo autos nuevos y
hay por tanto que comprarse otro) consiste en aquello de que el auto sirve para
la libertad personal, para que cada uno vaya adonde quiera. La mentira de esa
pretensión (muy propia, por cierto, de la falsificación de la noción de
'libertad' en los regímenes democráticos) estalla ya a los ojos de cualquiera,
especialmente si es uno a quien le han vendido otro cochecito personal y ha
experimentado la esclavitud que con él le han vendido. Ya es hora de proclamar
lo que cualquiera siente: que el auto nos condena a todos a ser chóferes y
mecánicos, sirvientes del dominio y el engaño: el tren nos vuelve a todos
libres y señores.
Pero es que la imposición
desde Arriba de esa falsificación del Progreso y de los medios de transporte
más inútiles se realiza sobre todo por medio del siguiente truco: la
implantación de la idea en el almita de cada súbdito y cliente, de modo
que él crea que la idea y los gustos que allí se le han imbuido son su idea y
sus gustos propios y personales de cada uno. Esto es lo que hace más difícil
esta lucha por el tren y la vía férrea contra los medios de transporte
inferiores impuestos a las poblaciones, contra el auto y sus autopistas y
también contra el empeño en desarrollar fuera de necesidad el avión mismo.
Pero
también en contra de esa dificultad de que cada individuo de las masas tenga
que creer personalmente lo que le mandan y que pueda llegar a contestar tan
convencido que a él le gusta el auto, y el autocar con vídeo, y el ambiente
de aeropuerto y las filas de camiones por la noche, contra eso de que el enorme
peso de los intereses de Arriba se traduzcan en gusto y en idea dentro de cada
alma, también contra eso se levantan nuestras voces y nuestros brazos.
5. Que la guerra por los mejores medios de transporte es posible hoy y
siempre
Y esta guerra por devolver
a la gente los medios de transporte útiles, que es guerra por un progreso
verdadero, a pesar de las presiones que de Arriba se ejerzan y del engaño que
domine en cada número de la Masa, esta guerra no está perdida hasta que se
pierda.
Más
bien, en estos días, la aceleración de la locura de Ellos, cada vez más
evidente, no deja de dar algún aliento de confianza para proseguirla.
6. Que no caben componendas ni debe esperarse nada de reclamaciones
hacia Arriba
Ha de rechazarse en esta
guerra la consabida componenda de El ferrocarril para sus sitios y funciones,
el auto para los suyos y las suyas: porque hace más de medio siglo que el
auto viene ocupando los sitios y funciones del ferrocarril.
Ni cabe esperar que los Organismos
de Gobierno encargados (por Ellos mismos) de la política de transportes, ni
tampoco los de la RENFE misma, puedan hacer nunca nada por remediar estos
errores, sino seguir haciendo lo que está hecho: dominados están Ellos por la
idea de Desarrollo equivocada y por su falsa imagen de Futuro (nadie tiene más
necesidad de engañarse que los propios dirigentes encargados de engañar a las
poblaciones), y así, no podrán más que seguir promoviendo los estúpidos desastres
previsibles: suprimir líneas férreas con el ridículo pretexto de la
rentabilidad, que copian servilmente de la Empresa de construcción o
producción de inutilidades, en vez de multiplicar las líneas anchas o
estrechas seguir haciendo la doble vía por donde haga falta, y aumentando y
mejorando los servicios de trenes de viajeros y mercancías, llevando vida a
pueblos y ciudades; y en cambio, seguir invirtiendo miles y miles de millones
en la promoción de las viejas y mortíferas empresas de la gasolina, del auto y
de la autopista, y la RENFE misma traicionando descaradamente al ferrocarril,
al sustituir los servicios que abandona por autocares que lleven, para más
insulto, el rótulo de RENFE y que contribuyan al desastre de la carretera y al
aburrimiento de los viajes; o si se acuerdan Ellos del ferrocarril en sus
planes de inversiones, será sólo para lo que está mandado, competir con el
avión y el autocar, especialmente en velocidad, que se supone que nos hace
tanta falta a todos (y aun eso, claro, para unos cuantos trenes de un par de
líneas entre tres o cuatro centros sobredesarrollados a costa del abandono de
campos y ciudades), en vez de seguir desarrollando la vía y el tren
precisamente en las ventajas incomparables que el invento del camino de
hierro y de la ristra de vagones tiene como propias y con las que nunca pueden
competir autocares, ni cochecitos, ni aviones.
7. Luchar por el ferrocarril es luchar por el progreso verdadero
Y es así que reconociendo lo
inevitable de ese abandono y traición del ferrocarril desde Arriba,
desesperando de toda reclamación que hacia Arriba, RENFE o Ministerios o
Consejerías, pueda dirigir-se, tenemos por tanto que ponernos desde abajo, de
entre la gente, ferroviarios o usuarios de transportes, a luchar por el
ferrocarril por los varios procedimientos que se nos ocurran. A lo que esta
Coordinadora invita a cualesquiera que sientan la utilidad del ferrocarril y
estén hartos de sufrir el desastre y el engaño de la vigente política de
transportes.
Luchar
por el ferrocarril y contra los medios de traslado que, sostenidos sólo por
enormes intereses, agobian y dificultan nuestras vidas, es lo mismo que luchar
por el progreso y la utilidad de veras contra el falso Futuro que se nos
quiere seguir vendiendo.
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