miércoles, 18 de diciembre de 2013

A LA LUNA


 Agustín García Calvo.


A LA LUNA



No puedo ya fingir
que no sé lo que eres,
oh luna, o que no sé
por qué creces ymenguas,
ni puedo ya en verdad
dibujar en tu cara
figuras ni un collar
que de ánimas blancas
te ciña ni beber
fría luz de tu cuenco.

Sé todo ya de ti,
cómo giras y ruedas
y cómo, al par que vas
cada día más gruesa
volviéndote, a la vez
sales más y más tarde,
hasta que ya, si hoy
surges justo a la hora
que a la otra banda elsol
se va a hundir, todallena
en alto cielo a ti
te veré a medianoche;

y sé que luego ya,
cuanto más y más hagas
que aquí el sereno esté
trasnochando aesperarte,
de noche en noche irás
asomando más poca
y más con pena habré
de mirarte flaquilla,
hasta que, al asomar
con el alba, te anule
de un parpadeo el sol
como hebrilla de seda.

Lo sé todo de ti:
mordisquito que fuiste
que se desmigajó
de esta pella de masa
que apenas iba aún
para tierra cuajando,
pavesa que brincó
del furor arrancada
del sol, y el sol nomás,
a su vez, que destello
de un rebujón de gas
que estalló enllamaradas;
y todo eso en un tris,
un momento de nada:

solo un momento, sí,
que, al ser uno que eséste,
por eso a ti y a mí
nos parece que dura,
pero uno es no más
de los tantos relumbres
que a veces, al azar,
del abismo chispean
y un punto estrella son,
lo que tarda la boca
del vano contador
en decirle su nombre.

Y más te digo, que es
que quizá todo eso
de arder y de apagar
sombra o luz sólo pase
aquí, en un rincón
del sin fin y que, fuera
del cielo de tí y mí,
más allá no se juega
a nada de eso, no,
quizá a nada, o si acaso
se juega a la verdad
y el silencio la dice.

Y aún sé más y más
de tí, luna, y te digo
que, cuanto más lo sé,
menos sé lo que eres
y menos eres tú,
menos eres tú, luna,
y hundiéndote vas
pequeñita a lo lejos
y te me esfumas ya
como un guiño en unsueño.

¡No! Oye, espera aún
que a ti yo te pregunte:
yo que eso todo sé,
yo el que sabe quiéneres
y que, al saberte, a ti
te me borra, ése mismo
¿quién soy? ¿Quién es?Ah, no:
yo no puedo estar dentro
de lo que sé, y así
no podré saber nunca
quién soy. ¿Verdad queyo
no soy nadie ni nada?

Oh luna, dilo tú:
di de ti “No soy nadie”,
Y así, por eco, yo
seré tú que lo dices.
Sé tú mi espejo, tú
mi espejito de plata,
que en ti me mire yo
y que vea que nada,
no hay nadie. Líbrame
de ilusiones, oh luna,
oh ti: desnúdame
de mi último harapo.

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