miércoles, 18 de diciembre de 2013

SAFO EN MADRID



Agustín García Calvo
Safo en Madrid.


Cada vez que te veo
y por siempre te sigo viendo
encaramada en el taburete de la barra
al lado de uno que se te insinúa
y que le sonríes de media boca
y que le enseñas la punta de la lengua
o cada vez que desde la orilla en el Retiro
te veo sentada en la barquita
frente a un mozo remador en mangas de camisa
y que le hablas con palabritas
que apenas me deja adivinar el vientecillo
y que te alisas demasiado tarde
la falda que te alborotó una ráfaga
hasta mucho más allá de las rodillas
o cada vez de tantas veces que te veo
que con uno de tantos otros te diviertes
en jugar con sus deseos o necesidades
no puedo menos de sentir un puñal ciego
que entre teta y teta se me hinca
y me sume toda la sangre de la cara
y un sudor frío me recorre el espinazo
y un zumbido me aturde los oídos
y me ciega los ojos una púrpura de niebla
y luego cuando vuelves si volvías
no puedo confesártelo siquiera
por no volverme odiosa y porque cómo
te lo podría a tí contar mi niña
que hay también hombres en la tierra sí
ya sé ya sabes y no sólo que los haya
que ellos están encima de nosotras
ellos son los pastores del rebaño
los directivos de los bancos y nosotras
somos sus becerras y sus borreguitas
y tú sábete mi niña que con los que mandan
no se puede jugar en amor ninguno
no vayas a hacer tú como los perritos
que lamen a sus señorías o como las monas
que los imitan en sus aspavientos
mejor tú como yegua cimarrona
que no se deja domar nunca o como leona
que no se olvida de las cadenas que la amarra
mansa tan sólo cuando vuelvas
si volvieras conmigo
a retozar aquí a escondidas
con esta hermana menos agraciada
de tu misma esclavitud.

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